viernes, 8 de noviembre de 2013

Mi amor, mi fin.

Mamá, siéntate un momento
que tengo que decirte algo.
Voy a dejarme de cuentos
pero guarda aún tu llanto.
En una noche loca de fiesta
conocí a mi Venus soñada
con una sonrisa perfecta
y una enigmática mirada.
Por su maldita hermosura
y por el calor de sus labios
le habría entregado la luna,
por el amor del diablo.
Me ha cambiado la vida,
he vuelto a ser dependiente.
Le he entregado mi alegría
haciendo bien a la serpiente.
Ya no me valía quemar el mundo,
ya no me valía oler el miedo,
ya no me valía trenzar su pelo,
ya no le valía hacerme suyo.
Llegué a rozar por un segundo
con ella el techo del cielo
para caer más allá del suelo
y quedarme en el hades profundo.
Mamá, necesito ayuda para vencer
o nunca ganaré esta partida,
que mis amigos no me quieren ver.
Ayúdame a enderezar la vida
que hace poco empecé a perder
por culpa de esa falsa heroína.