viernes, 21 de junio de 2013

Para Paula

Aún recuerdo en tu cama
las tardes esas llorando
por la que el sueño me quitaba.
Y mientras, tú suplicando
que por fin la olvidara,
no merecía mi llanto.
Con tus brazos me arropabas
y lloraba en tu regazo...
Lloraste mientras me marchaba.
Te quedas con un pedazo
de mi corazón, mi alma,
un amigo de los de abrazo
navegando aguas bravas
y de risas en ríos mansos.

Proyecto de soneto.

No hay en el mundo melodía alguna
mejor que el ronroneo de mi gata
suena así su suave y sensual sonata
que es el colmo de mi buena fortuna.
En cada noche de claro de luna
se marchan las estrellas novatas
para que te bañes en luz de plata
 como cuando estabas en la cuna.
Deja que te vea todas las noches,
aunque sea un gato callejero
y no un triste minino casero.
Hagamos de los besos un derroche,
y disfrutemos juntos el placer
de sentir que se funde nuestra piel.