martes, 25 de septiembre de 2012

Todo tiene un fin.

Supongo que nada en este mundo es eterno. Las cosas, todas, tienen un final. Unos finales son previsibles, otros llegan por sorpresa, algunos son preparados y otros se improvisan; unos no te afectan y en cambio otros te matan por dentro. Imagino que si habéis tenido interés en seguir el blog habréis leído acerca de una tal Irene. Ella ha sido mi musa durante casi un año, un año en el que he sufrido mucho, incluso creo que más de lo que yo mismo me merecía. Pero eso entra en mi condición de romántico empedernido, si me enamoro de una persona dejo de verle defectos y solo veo virtudes, del mismo modo que dejo de sentir el daño que me hace. Por desgracia, o por suerte, según se mire, he abierto los ojos. Mejor dicho, me los ha abierto ella con una puñalada en mi corazón. Ahora me doy cuenta de todo lo que llevo sufrido y he descubierto que mi mayor fallo es precisamente la "virtud" por la que abrí este blog, ser un romántico de los de antes. El caso es que he decidido olvidarla, aunque me llevará un tiempo. Así que voy a escribir más bien poco, y lo que escriba, si va dedicado ha ella, no será de amor, sino más bien de rechazo hacia su persona. No suelo actuar así pero me ha dolido mucho todo lo que ha hecho. Resulta increíble la facilidad que tengo para abrir mis sentimientos en internet a completos desconocidos, algún día me costará un disgusto pero mientras tanto, y si no os molesta, seguiré haciéndolo. Cuidaos amigos míos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario